El secreto más guardado

El secreto que guardan las personas que sufren violencia es una carga que esconden de los demás.  Muchas veces viven con este secreto por miedo, por vergüenza, y porque guardan la esperanza que algún día las cosas cambiarán.  Se convierten en artistas que aprenden a disimular en público para que nadie sepa el secreto del sufrimiento que aprendieron a esconder.  

Educación para la prevención

Actualmente, Puerto Rico tiene varios centros, albergues , universidades y profesionales de salud mental que se han adiestrado para ofrecer servicios a esta población.  Hay que hacer más.  La educación es clave para prevenir la violencia en las parejas.  A través de programas de prevención, se espera que disminuyan los casos de violencia en las parejas.  La escuela es solamente una parte.  Hay que abordar las comunidades, lugares de trabajo y los medios entre otros.

La violencia no discrimina

He podido ver violencia en parejas adolescentes.  La violencia no ocurre solamente en personas mayores de edad.  Además, es importante resaltar que ocurre en todos los niveles sociales.  La violencia no discrimina ni decide no tocarte si estudiaste, si eres profesional, si trabajas, si en tu casa no hubo violencia, si tienes dinero o si tienes estudios graduados.  Puedes ser víctima de violencia y no importa tu edad, tu educación o tu nivel social.

Familia y amistades

Es difícil ver a a alguien de tu familia o una amistad sufrir por violencia.  La persona puede estar aislada o evitar contacto con otras personas porque se lo han prohibido o por guardar el secreto que esconde y nadie se de cuenta.  No abandones a esta persona.  Enfrentarás momentos que te dará coraje y no entenderás porqué se queda con la persona agresora.  Ese es el momento para decir presente, no juzgar, y apoyar a esa persona que tanto lo necesita.

Ayuda psicológica

La ayuda psicológica puede hacer una gran diferencia.  La ayuda debe ser dirigida a lograr que la persona pueda identificarse como sobreviviente y logre vivir una vida sin violencia.  Es un proceso y el cambio no llegará de la noche a la mañana, pero es un primer paso.  Tendrás un espacio seguro, sin juicio y con mucha emaptía.

Nota personal

Llevo aproximadamente 20 años trabajando con personas que han sufrido violencia doméstica.  A lo largo de mi carrera como psicóloga clínica, he guardado el secreto de las historias de violencia que me han contado.  Son historias duras, fuertes, y llenas de sufrimiento y dolor.  Esas historias fueron difíciles de contar, de revivir y de trabajar.  Todavía pienso en los casos que atendí cuando hacía mi práctica clínica como estudiante o como Interna en el Programa de Violencia Doméstica.  Son historias que no se olvidan.  Esas historias me han enseñado que falta todavía mucho por hacer.  No juzgues a la persona que está siendo víctima de violencia.  Trata de ofrecer apoyo y esperanza.  Quizás una palabra que digas, hace una gran diferencia en la vida de esa persona.  

  

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